Consumismo - Capitalismo y
Filosofía política
“…debido al proceso de automatización del mundo, la única labor que
deberán realizar los hombres, será la labor del consumo o el esfuerzo del
consumo.”Hannah Arendt
Una mirada
diferente al fenómeno del consumismo:
Hannah Arendt
(filosofa política alemana) en su tesis de “La condición humana” plantea la
supremacía del “Homo Laborans” sobre el “Homo Faber” y el “Hombre de Acción” en
la sociedad moderna (1958).
Resalta la
fragilidad del ser humano y esta fragilidad la relaciona con su capacidad para
autodestruirse.
El terror en el
mundo moderno, políticamente hablando, comenzó, según ella, con las primeras
explosiones atómicas, sin embargo en el mundo iniciado tras el atentado del 11
de septiembre en EEUU el terror se ha “democratizado”. Ya no es tan fácil
sectorizarlo.
Unido al terrorismo
se encuentra el desarrollo de los últimos medios de comunicación. En donde la
vida privada parece haber desaparecido por completo.
Arendt enumera tres
partes esenciales de la “condición humana”. Labor, Trabajo y Acción, que
corresponden al “Animal Laborans”, al “Homo Faber” y al “Hombre de Acción”.
El “Animal
Laborans”. La labor esta asociada a la necesidad de nuestro cuerpo, a nuestros
procesos biológicos, al nacimiento, la reproducción y la muerte. Para este
modelo de hombre el mundo no existe. Vive concentrado, disfrutando y sufriendo,
sus procesos biológicos.
Mediante el trabajo
el “Homo Faber” introduce nuevos objetos durables en el tiempo en el mundo.Mediante
el trabajo creamos un mundo perdurable más allá de los procesos de la
naturaleza. El “Homo Faber” por excelencia es el industrial del siglo XIX.
El “Hombre de
Acción” es el creador de la historia. La acción es la única actividad privativa
del ser humano.
La acción rompe la
cadena determinista de causa-efecto de los procesos naturales. Por lo tanto,
mediante la acción el hombre puede comenzar de nuevo cada día.
Para esta autora vivir en una sociedad de consumidores es
vivir en una sociedad regida por el “Animal Laborans”.
Cuando afirma que
quizás, debido al proceso de automatización del mundo, la única labor que
deberán realizar los hombres, será la labor del consumo o el esfuerzo del
consumo. Resulta evidente que una sociedad con este ideal, la utopía del
consumo infinito, transforma su trabajo, automáticamente, en labor. Y es que
“Animal Laborans” siempre ocupará su tiempo en consumir, como el “Homo Faber”
lo ocupa en proyectar, usar
o contemplar sus
obras, y el hombre de acción en hacer y contar la historia.
El “Animal
Laborans” contemporáneo construye su identidad muy precariamente por medio de
la adquisición de identidades mediante el consumo.
Esta percepción de
artificialidad, mediocridad y futilidad de los placeres unido a la
imposibilidad de trascender éstos por medio de la acción en otras esferas
provocan la consecuente frustración, agresividad y angustia que subyacen en
muchas de las patologías que padece el hombre de nuestro tiempo.
En este mundo
globalizado el hombre masa encuentra su medio más idóneo. El hombre masa es un
ser humano que no puede, sabe o quiere diferenciarse, y por lo tanto resulta
indiferenciado.
Su existencia
transcurre en el limbo del mercado. El consumo se propone en la actualidad como
el espacio en el cual el hombre puede buscar su identidad. Nos apoyamos en el
consumo simbólico para adquirir una identidad. Y es que el consumo no es
ninguna actividad pública, aunque se realice rodeada de gente en un gran centro
comercial, sino que esencialmente individual, de carácter subjetivo, y por naturaleza,
como en el ciclo natural, de carácter insaciable. Por eso mismo las identidades
que se adquieren en el mercado son cada vez más frustrantes, no duraderas, en
última instancia, casi instantáneas, son imágenes que se consumen
inmediatamente.
Como veremos a lo
largo del blog un factor común es la falta de identidad del hombre moderno, la
necesidad de estímulos externos constantes para alcanzar una felicidad
momentánea y efímera
Como mencionaba
Erich Fromm nuestra civilización ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente
a ignorar concientemente la soledad: en primer término, la estricta rutina del
trabajo burocratizado y mecánico que ayuda a la gente a no tomar conciencia de
sus deseos humanos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad. En
la medida en que la rutina sola no basta para lograr ese fin, el hombre se sobrepone
a su desesperación inconsciente por medio de la rutina de la diversión, la
consumición pasiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del
entretenimiento; y además por medio de la satisfacción de comprar siempre cosas
nuevas y cambiarlas inmediatamente por otras.
Esta necesidad que
se nos impone desde los medios masivos de que todo pasa rápido, que hay que
estar siempre a “full” siempre al 100% de nuestras energías y capacidades.
Siempre a la moda,
desde que nacemos, las campañas publicitarias relacionan redes sociales con
pañales los bebes deben estar a la moda desde muy pequeños porque serán
observados como en “Truman show”.
Y consiente e
inconscientemente desde edad temprana vamos aportando una nueva generación
sobre la cual sigue sentando sus bases firmes el capitalismo como modelo
económico imperante.
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