lunes, 1 de diciembre de 2014


 CIRUGÍAS ESTÉTICAS UN MAL NECESARIO


Hoy en día, vemos que las mujeres y hombres se someten cada vez más a cirugías. Porque no están conforme con su cuerpo, porque pueden mejorar algo que no le gusta de su apariencia, porqué hoy en día las cirugías son más baratas y están accesibles y al alcance de todos, para estar a la moda hay que pasar por un quirófano, lo que es alarmante es el consumo de cirugías estética en jóvenes menores de edad, que van de los 15 años en adelante.
Pero vamos a definir para adentrarnos un poco en el tema…
¿Qué son las cirugías estéticas o plásticas?
 La Cirugía Plástica es una especialidad quirúrgica que se ocupa de la corrección de todo proceso congénito, adquirido, tumoral o simplemente involutivo, que requiera reparación o reposición, o que afecte a la forma y/o función corporal. Sus técnicas están basadas en el trasplante y la movilización de tejidos mediante injertos y colgajos o incluso implantes de material inerte. La Cirugía Plástica Reparadora procura restaurar o mejorar la función y el aspecto físico en las lesiones causadas por accidentes y quemaduras, en enfermedades y tumores de la piel y tejidos de sostén y en anomalías congénitas, principalmente de cara, manos y genitales.
La Cirugía Plástica Estética, en cambio, trata con pacientes en general sanos y su objeto es la corrección de alteraciones de la norma estética con la finalidad de obtener una mayor armonía facial y corporal o de las secuelas producidas por el envejecimiento. Ello repercute en la estabilidad emocional mejorando la calidad de vida a través de las relaciones profesionales, afectivas, etc.
Aunque la motivación para someterse a una operación de Cirugía Estética es muy personal, hay factores externos que indudablemente influyen. Tal es, por ejemplo, la orientación actual de nuestra sociedad hacia la juventud y en la cual un aspecto físico joven y dinámico es primordial para poder competir en igualdad de condiciones profesionales. Similar importancia tiene un buen aspecto físico en las relaciones sociales y afectivas. Influye también la moda, hoy orientada hacia una mayor exposición del cuerpo y con un determinado patrón de belleza. Estas consideraciones influyen negativamente sobre la autoimagen corporal que, en definitiva, es la razón que impulsa a una persona a someterse a una operación de Cirugía Estética.
Para someterse a una cirugía estética es muy importante en primer lugar estar segura de que me quiero hacer esa intervención y antes que nada haber agotado otras instancias como por ejemplo gimnasia, cremas etc.
Hay personas que ven la elección del bisturí como algo simple, que es lo más fácil como si estuviera comprando algo sencillo, pero hay que tener mucha conciencia y responsabilidad ya que estamos exponiendo nuestra salud y asumir que una cirugía por más sencilla que sea implica un riesgo.
Por eso es importante si estás pensando realizarte una cirugía  estética, consultar un buen cirujano, tener en cuenta que el lugar donde Te van a realizar la intervención este habilitado para realizar esas prácticas.
Las cirugías estéticas de elección son: agrandarse los pechos, lipoaspiraciones rinoplastia (cirugía de nariz) retoques mágicos que borran arrugas.
Vivimos en una sociedad de consumo que para existir en ella hay que estar a la vanguardia.






viernes, 28 de noviembre de 2014

Impactos negativos del consumo, en el medio ambiente
18/10/07 Por Humberto Tobón y Tobón

“El nivel, la intensidad y la calidad del consumo incide  negativamente sobre el medio ambiente, ya que presiona la sobreexplotación de los recursos, agota las materias primas y genera una cantidad cada vez mayor de residuos sólidos”.
Los cambios  en los sistemas productivos, con introducción  de biotecnología y  manipulación genética de  las especies  para ofrecer respuestas en términos de tiempo y cantidad de alimentos. Son  indudables avances científicos, pero  crean ambientes naturales dañinos, que le están restando capacidad regenerativa a la tierra, empobreciendo los suelos y acabando con gran parte de la diversidad alimenticia.
El desaforado aumento de consumidores genera impactantes cifras de residuos, cuya gestión aun se enfrenta a dificultades técnicas y operativas que la ciencia no ha sido capaz de solucionar y frente a las cuales los gobiernos son totalmente ineficientes. Si se parte del hecho que hay una generación de basura diaria, que se produce en el mundo 1.8 millones de toneladas métricas de residuos, de las cuales son recuperables para que reingresen al sistema productivo poco menos del 15 por ciento. Ahí está uno de los más graves problemas de la actualidad: ¿qué hacer con semejante cifra diaria de residuos? Algunas propuestas se dirigen a disminuir el nivel de consumo, a evitar la producción de artículos que no se degradan, a reducir los envases y artículos desechables, y a aplicar altos impuestos para productos que requieran reposición como baterías, aceites y llantas. www.ecoportal.net
El consumismo incide negativamente sobre el medio ambiente, ya que:
·         Presiona la sobreexplotación de los recursos,
·         Agotan las materias primas,
·         Genera una cantidad cada vez mayor de residuos sólidos, cuyo tratamiento se dificulta por la utilización de elementos de tardía descomposición,
·         Se degradan el suelo y las fuentes subterráneas de agua por los lixiviados,
·         Se contamina  la atmósfera por los malos olores que produce la acumulación de gases, las quemas y las descargas de CO2 provenientes de las fuentes móviles y fijas.
“El consumo excesivo causa los problemas los problemas ambientales que se observan. La explotación en aumento de los recursos amenaza con agotar o desfigurar para siempre bosques, suelos, agua, aire y clima”.
Si nos paramos a pensar por un segundo en la sociedad de consumo y en lo que ello implica,  entenderemos que nuestro modo de vida afecta de forma directa al medio ambiente, esquilmando los recursos del planeta y empeorando nuestra calidad de vida, por no mencionar la supervivencia de los seres vivos que se desarrollan en los entornos naturales.

Desde la extracción de los recursos necesarios para la producción de los bienes de consumo, hasta que estos son desechados por la sociedad se da una falta intolerable de respeto a la naturaleza, destruyendo entornos naturales y obligando a emigrar a todo ser vivo que se encontraba en los mismos.


Consumismo - Capitalismo y Filosofía política
 
“…debido al proceso de automatización del mundo, la única labor que deberán realizar los hombres, será la labor del consumo o el esfuerzo del consumo.”Hannah Arendt
 
Una mirada diferente al fenómeno del consumismo:
 

Hannah Arendt (filosofa política alemana) en su tesis de “La condición humana” plantea la supremacía del “Homo Laborans” sobre el “Homo Faber” y el “Hombre de Acción” en la sociedad moderna (1958).

Resalta la fragilidad del ser humano y esta fragilidad la relaciona con su capacidad para autodestruirse.

El terror en el mundo moderno, políticamente hablando, comenzó, según ella, con las primeras explosiones atómicas, sin embargo en el mundo iniciado tras el atentado del 11 de septiembre en EEUU el terror se ha “democratizado”. Ya no es tan fácil sectorizarlo.

Unido al terrorismo se encuentra el desarrollo de los últimos medios de comunicación. En donde la vida privada parece haber desaparecido por completo.

Arendt enumera tres partes esenciales de la “condición humana”. Labor, Trabajo y Acción, que corresponden al “Animal Laborans”, al “Homo Faber” y al “Hombre de Acción”.

El “Animal Laborans”. La labor esta asociada a la necesidad de nuestro cuerpo, a nuestros procesos biológicos, al nacimiento, la reproducción y la muerte. Para este modelo de hombre el mundo no existe. Vive concentrado, disfrutando y sufriendo, sus procesos biológicos.

Mediante el trabajo el “Homo Faber” introduce nuevos objetos durables en el tiempo en el mundo.Mediante el trabajo creamos un mundo perdurable más allá de los procesos de la naturaleza. El “Homo Faber” por excelencia es el industrial del siglo XIX.

El “Hombre de Acción” es el creador de la historia. La acción es la única actividad privativa del ser humano.

La acción rompe la cadena determinista de causa-efecto de los procesos naturales. Por lo tanto, mediante la acción el hombre puede comenzar de nuevo cada día.

 

Para esta autora vivir en una sociedad de consumidores es vivir en una sociedad regida por el “Animal Laborans”.

Cuando afirma que quizás, debido al proceso de automatización del mundo, la única labor que deberán realizar los hombres, será la labor del consumo o el esfuerzo del consumo. Resulta evidente que una sociedad con este ideal, la utopía del consumo infinito, transforma su trabajo, automáticamente, en labor. Y es que “Animal Laborans” siempre ocupará su tiempo en consumir, como el “Homo Faber” lo ocupa en proyectar, usar

o contemplar sus obras, y el hombre de acción en hacer y contar la historia.

 

El “Animal Laborans” contemporáneo construye su identidad muy precariamente por medio de la adquisición de identidades mediante el consumo.

Esta percepción de artificialidad, mediocridad y futilidad de los placeres unido a la imposibilidad de trascender éstos por medio de la acción en otras esferas provocan la consecuente frustración, agresividad y angustia que subyacen en muchas de las patologías que padece el hombre de nuestro tiempo.

 

En este mundo globalizado el hombre masa encuentra su medio más idóneo. El hombre masa es un ser humano que no puede, sabe o quiere diferenciarse, y por lo tanto resulta indiferenciado.

 

Su existencia transcurre en el limbo del mercado. El consumo se propone en la actualidad como el espacio en el cual el hombre puede buscar su identidad. Nos apoyamos en el consumo simbólico para adquirir una identidad. Y es que el consumo no es ninguna actividad pública, aunque se realice rodeada de gente en un gran centro comercial, sino que esencialmente individual, de carácter subjetivo, y por naturaleza, como en el ciclo natural, de carácter insaciable. Por eso mismo las identidades que se adquieren en el mercado son cada vez más frustrantes, no duraderas, en última instancia, casi instantáneas, son imágenes que se consumen inmediatamente.

Como veremos a lo largo del blog un factor común es la falta de identidad del hombre moderno, la necesidad de estímulos externos constantes para alcanzar una felicidad momentánea y efímera

Como mencionaba Erich Fromm nuestra civilización ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente a ignorar concientemente la soledad: en primer término, la estricta rutina del trabajo burocratizado y mecánico que ayuda a la gente a no tomar conciencia de sus deseos humanos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad. En la medida en que la rutina sola no basta para lograr ese fin, el hombre se sobrepone a su desesperación inconsciente por medio de la rutina de la diversión, la consumición pasiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del entretenimiento; y además por medio de la satisfacción de comprar siempre cosas nuevas y cambiarlas inmediatamente por otras.

 

Esta necesidad que se nos impone desde los medios masivos de que todo pasa rápido, que hay que estar siempre a “full” siempre al 100% de nuestras energías y capacidades.

Siempre a la moda, desde que nacemos, las campañas publicitarias relacionan redes sociales con pañales los bebes deben estar a la moda desde muy pequeños porque serán observados como en  “Truman show”.

Y consiente e inconscientemente desde edad temprana vamos aportando una nueva generación sobre la cual sigue sentando sus bases firmes el capitalismo como modelo económico imperante.

Relación con la Economía
La Economía ha sido definida como la ciencia de la administración de los recursos escasos. Comprende la producción y el intercambio de bienes y servicios necesarios para la satisfacción de las necesidades humanas.
Se considera que el consumo es una parte importante de la Economía y constituye una actividad de tipo circular en tanto que el ser humano produce para poder consumir y a su vez, el consumo genera producción. Entonces, la acción de consumir día a día va a repercutir en el conjunto de la economía y de la sociedad.
El consumismo cumple la misma función pero en cantidades mayores. Por un lado, es beneficioso (a mayor demanda o consumo, mayor producción, mayor cantidad de empleos, mejores salarios) pero por el otro, es perjudicial (a la salud, al medio ambiente y considerando que no es fácil mantener niveles de demanda siempre elevados en economías inestables y/o globalizadas).
Es importante saber que el consumo o consumismo dependen de factores económicos como:
•     La renta o ingresos de los agentes económicos: por lo general, a mayores ingresos de las familias, las empresas o el Estado,  mayor consumo.
•        Los precios: por lo general, a mayores precios, menor consumo.
•        Los tipos de interés. Cuando los tipos suben, el consumo baja.
Vale destacar que en situaciones de crisis económica, las políticas que favorezcan el consumo podrán ayudar al reactivamiento de la economía.

A continuación se presentan algunas definiciones netamente  económicas de consumo y consumismo.
Consumo
Comprende las adquisiciones de bienes y servicios por parte de cualquier sujeto económico para la satisfacción de sus necesidades primarias (alimentación, vivienda, salud, educación y vestimenta) o secundarias (recreación, ocio, transporte y  comunicaciones), futuras o presentes.
Consumismo
El consumo masivo y  a veces, innecesario, ha dado lugar al consumismo y a la denominada sociedad de consumo. Ésta última tiene como base fundamental que el consumo es y debe ser lo más importante en la vida del ser humano, razón por la cual se vive para consumir y se prepara a los niños ya desde pequeños para hacerlo.

Las publicidades de empresas, las entidades financieras y la misma sociedad, nos incentivan a consumir para no quedar excluidos del sistema. Así, terminamos adquiriendo productos innecesarios, poco saludables, de baja calidad o menos durables, lo cual perjudica a la propia economía doméstica, a nuestra salud física y mental, al medio ambiente y al equilibrio ecológico. 
ORÍGENES...

 La etimología de la palabra “consumo” es griega y quiere decir gastar, destruir. Se consume algo que deja de ser una vez utilizado. Es decir que al obtenerlo lo consumo, lo destruyo.
Es curioso cómo nuestra sociedad cada vez más se basa en una lógica de poseer para ser, y donde eso que se posee termina consumiéndose tan rápidamente que necesitamos consumir otra vez. Esto podría ser una práctica definición de consumismo.
Cada vez con mayor frecuencia encontramos personas con problemas de autoestima que se traducen en acné juvenil, angustia, obesidad, bullying, pánicos sociales. En este orden de cosas la única salvación que parece posible es la de “encajar”  como sea dentro de la sociedad. Y ¿de qué se trata este fenómeno del encaje?
Encajar tiene que ver con adaptarse, coincidir, no quedar afuera. Pero ésta misma “necesidad” comporta una trampa mortal: ¿quién inventa las leyes de lo que es una buena práctica social y lo que es out o “desencajado”?
La respuesta es muy sencilla y se encuentra en la existencia misma de nuestro sistema económico, político y social: Es el dios marketing que guiado por las necesidades inacabables del capitalismo crea permanentemente modas, usos, prácticas sociales y consumos culturales.
Qué decir, cómo vestir, a dónde asistir y qué hacer con el tiempo libre no es algo que el individuo pueda decidir por sí solo. Para eso está la moda, diseñada por el marketing y visibilizada por los medios de comunicación, que nos “guía” para que nunca estemos desencajados, para que sepamos quienes somos, porque irónicamente este mundo tan avanzado no puede valerse por sí mismo, necesita de moldes que guíen sus acciones: ser ecológicos, ser proactivos, ser vegetarianos, ser independientes, todo está escrito por los cráneos del mundo que nos especifican qué y cómo hacer las cosas.

La pregunta que decanta es: ¿quiénes somos realmente?¿somos un título?¿un auto?¿un vestido?¿el resultado de una liposucción?¿un divorcio?¿somos el último modelo de celular?¿la compra del supermercado?¿el viaje a Europa?




Desde la visión Sociológica…
Bourdieu distingue entre dos tipos de consumo:
- Consumo vinculado a la clase social. Este consumo alude a aquel que se produce de manera más inmediata, rutinaria y efectiva. Es establecido por los elementos que tienen que ver con lo económico y lo laboral. Este tipo de consumo hace referencia concretamente al habitus de clase.
- Consumo vinculado al estilo de vida. Es el consumo discursivo. Hecho de expresiones y manifestaciones del gusto y de las formas. Predomina un consumo ajeno a la necesidad, basado en el gusto.
La posición en la pirámide social estaría fundamentada en la relación de los criterios objetivos con los subjetivos. Los primeros harían alusión a la posesión de capital económico, cultural y social; los segundos estarían relacionados con los gustos característicos de cada clase social y/o a los adecuados para la posición que ocupemos dentro de esa jerarquía. Son estos últimos, los criterios subjetivos sobre los que Bourdieu se basa para establecer una tipología acerca de los gustos guiada por las prácticas de consumo que son legitimadas en un determinado contexto.
Para Barthes y Baudrillard, Las mujeres, los jóvenes, el cuerpo, cuya aparición después de milenios de servidumbre y de olvido constituye en efecto la virtualidad más revolucionaria y, por lo tanto, el riesgo más grave para cualquier orden establecido, se presentan integrados y recuperados como «mito de emancipación». A las mujeres se les da a consumir la Mujer, a los jóvenes se les dan a consumir los Jóvenes y, en esta emancipación formal y narcisista, se consigue conjurar su liberación real. Y, además, al asignar los jóvenes a la Rebeldía (Jóvenes = Rebeldía) se matan dos pájaros de un tiro: se conjura la insurrección difusa en toda la sociedad afectándola a una categoría particular, al tiempo que se neutraliza esta categoría circunscribiéndola a un rol particular, la rebeldía. Admirable círculo vicioso de la «emancipación» dirigida que se repite en el caso de la mujer: al confundir a la mujer con la liberación sexual, se neutraliza a ambas. La mujer se «consuma y consume» a través de la liberación sexual, la liberación sexual «se consuma y consume» a través de la mujer. Y éste no es un juego de palabras. Uno de los mecanismos fundamentales del consumo es esta autonomización formal de grupos, de clases, de castas (y del individuo) a partir de y gracias a la autonomización formal de sistemas de signos o de roles.
No es cuestión de negar la evolución «real» de la condición de las mujeres y de los jóvenes como categorías sociales; en efecto, son más libres: votan, adquieren derechos, trabajan más y desde edades más tempranas. Asimismo, sería vano negar la importancia objetiva asignada al cuerpo, a sus cuidados y a sus placeres, el «suplemento de cuerpo y de sexualidad» con que se beneficia hoy el individuo medio. Estamos lejos de la «liberación soñada» de la que hablaba Rimbaud, pero finalmente, admitimos que en todo esto hay una mayor libertad
de maniobra y una mayor integración positiva de las mujeres, de los jóvenes, de los problemas del cuerpo. Lo que queremos decir es que esta relativa emancipación concreta, pues no es más que la emancipación de las mujeres, de los jóvenes, del cuerpo, en cuanto categorías inmediatamente evaluadas de acuerdo con una práctica funcional, se redobla en una trascendencia mítica o, mejor dicho, se desdobla en una trascendencia mítica, en una objetivación como mito. La emancipación de ciertas mujeres (y la emancipación relativa de todas, ¿por qué no?) de algún modo no es otra cosa que el beneficio secundario, que la consecuencia, el pretexto de esta inmensa operación estratégica que consiste en circunscribir en la idea de la mujer y de su cuerpo todo el peligro social de la liberación sexual, en circunscribir en la idea de la liberación sexual (en el erotismo) el peligro de la liberación de la mujer, de conjurar en la Mujer/Objeto todos los peligros de la liberación social de las mujeres.